Retazos de los diarios de Alejandra
/en retrospectiva o en la acantilada lectura
1961 (25 años)
“Aprender a tocar los objetos, acariciarlos como quien conoce largamente sus misterios” p.211.
“La horrible visión de la puerta cerrada; algo más denso, sin embargo, que cualquier cosa parecida a la espera
y no obstante eso,
nada más que eso:
la turbia sensación de estar de más en un lugar en que todos esperan” p. 209.
“Lo posterior a la risa, lo que queda después de haberme reído es exactamente lo que queda después de haber hecho el amor toda la noche: un gusto a muerte, un desierto de cenizas” p.203
“Lo que me fascina de la masturbación es la enorme posibilidad de transformaciones que ofrece. Ese poder ser objeto y sujeto al mismo tiempo… abolición del tiempo y del espacio” p.200.
JUEGOS HORRIBLES (p.193)
Me dio la pata y grité. Los pelos sedosos cubrían un latido repugnante. Apreté y gritamos juntos. Vi como esperma y aceite. Nos miramos con los ojos tensos, nos hablábamos con labios de piedra. Vomité de negro: emití una lluvia de lodo. Pero nos miramos de nuevo y nació la ternura. Lo abracé con mis brazos vestida de una sustancia tan dulce que lloré reflexionando en nuestra mutua destrucción como una guerra mundial entre niños.
“Le bleu du ciel de G. Bataille. Todo libro importante parte de las obsesiones de un autor. Así yo, si no muero muy pronto, escribiré la historia del “rostro que tengo en las entrañas dibujado”. Tal vez mi vida es sólo un penoso prepararse a escribir esta historia” (p.190).
“Muro roído, casa donde no hay nada; hay y haber y nada y el muro. Esperar, voces y mi espera, ninguna voz tuya, ausente, ausente, un mar de muros enumerando mi memoria, te espero más desnuda que un muerto, que una palabra” (p.189).
1960 (24 años)
“…así cuando lloraba, recordé súbitamente a Olga, sus terrores nocturnos, su miedo a la muerte, su sufrimiento increíble, porque también ella no parecía sufrir en forma pura, sufrir por sufrir, sino que era como si sufriera para alguien, para excitar el amor de alguien. Y me dije que no hay para quién llorar, no hay para quién sufrir. A quién demostrar que se sufre ¿a los demás, a los otros? ¿es que los demás no sufren?... lo que pasa es que cada vez que descubro algo… necesito comprobarlo con mi sufrimiento” (p. 180).
“El psicoanálisis me ha hecho racional y desconfiada respecto a las cosas que deberían serme naturales como milagros, significados mágicos, etc” (p.178) o como el amor.
“Noche crucial, noche en su noche. Mi noche” (p.177).
Sobre las vanguardias:
“Las luchas o contiendas poéticas de Bs. As., me hacen reír, ahora que estoy lejos. Arte de vanguardia, sonetos dominicales. Todo esto es tan imbécil. Minúsculas, puntuación y rima. Como si alguno se hubiera despertado, una mañana, con ganas de bañarse en alcohol y prenderse fuego porque las palabras no dicen, y el lenguaje está podrido, está impotente y seco. Mis jóvenes amigos vanguardistas son tan convencionales como los profesores de literatura. Y si aman a Rimbaud no es por lo que aulló Rimbaud: es por el deslumbramiento que les producen algunas palabras que jamás podrán comprender. Además, las contiendas literarias sólo las hacen las que están contentos y bien instalados en este mundo. Es una actividad suplementaria, un hobby nocturno, mientras se está en la cama reposando, tomando café o whisky” (171).
…
“Todo sustituible. Todo reemplazable. Todo puede morir y desaparecer: detrás de los sustitutos, como en los parques de diversiones esos muñecos que caen a cada tiro de escopeta y son súbitamente sustituidos por otros y otros” (p.170).
“Tal vez necesito de culpables para no morir de absurdo…” (p.169)
1959 (23 años)
“Lo del sexo es otra mentira. Un instante de onanismo, nada más. La gente debería masturbarse. Amarse platónicamente y masturbarse. Así sería el reino de la poesía. Fornicar sería como rascarse. Hasta podría ser público. La chair est triste. Y en verdad, mucho mejor si no hubiera sexo. Sin deseos, sin anhelos, un flotar, un deslizarse, sin sed sin hambre. El vientre materno” p.149.
1955 (19 años)
Cita a Novalis (p. 32):
“Buscamos siempre el absoluto y no encontramos sino cosas”
Continuará.
Libro consultado: Diarios de Alejandra Pizarnik. Edición a cargo de Ana Becciu. Lumen. 2005.
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